viernes, 28 de marzo de 2008

LA VIRGEN CON EL NIÑO Fromista (Palencia)




Anonimo (Atribuida al Maestro de Covarrubias)
siglo XV
Madera policromada
alto 1.40 ancho 0,50
Fromista (Palencia)
Museo de la iglesia de San Pedro




Esta imagen presidìa el retablo principal de la iglesia de Santa Marìa del Castillo de Fromista, uno de los más expectaculares del gotico tardìo castellano antes de que fuese desarticulado. Tras el robo , en 1980, ha sido desmontado de su emplazamiento originario y sus elementos aislados se muestran ahora en el Museo de reciente creación en la iglesia de San Pedro.



Como ocurre en otros muchos retablos de pintura, presidía el conjunto una imagen de talla, en este caso la virgen titular de la iglesia. Esta talla es una obra de gran interes dentro de la escultura del gótico tardío castellano. Pertenece al tipo de virgen sedente, entronizada en un gran sitial provisto de respaldo, con los brazos divergentes y adornos sencillos de traceria en la parte frontal de acuerdo con el uso de la época. A pesar del aparente naturalismo con el que está concebida la obra, la actitud de la Virgen es hierática y distante, con el gesto contenido y la expresión ausente. Lleva el cabello descubierto y cae sobre los hombros en largos mechones ondulados. Lleva túnica azul ajustada al cuerpo con amplio escote trapezoidal que deja al descubierto la pechera de la camisa blanca y sobre los hombros, un manto dorado que recogido debajo del brazo se extiende por encima de la falda ocúltadola por completo. El Niño esta sentado en rodilla de la Virgen, Tiene pelo corto y rizado y su indumentaria consiste en una túnica blanca con borde rojo, abierta en la parte delantera de forma que deja al descubierto el vientre y las piernas. Su rostro gira al frente en actitud de mirar a los fieles con expresión pensativa mientras pasa con cierto dscuido un libro que le presenta su madre.


Esta obra que en algún momento ha sido relacionada con el taller de Gil de Siloe, fue atribuída por Joaquin Yarza al maestro anónimo autor del grupo central del Triptico de Covarrubias, atribución que mantiene José Ignacio Hernández. En torno a estas obras la personalidad de un escultor activo en territorio burgalés en torno a 1500 se configura cada vez con mayor precisión.

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